Le Naturel Lakar
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Viñedos: Pequeño viñedo de 0,8 has, situado en Lakar, en el Valle de Yerri. Plantado en 1920 a una altitud de 440 metros sobre un suelo arcillo calcáreo con buena profundidad y orientación al Noreste. La finca tiene una gran pendiente, con zonas de hasta un 30% de desnivel y en ella conviven olivos, higueras y otros frutales. Se practica un cultivo orgánico que respeta los ritmos de la naturaleza. El marco de plantación es un marco real con gran densidad, a 1,5 x1,5m y requiere que cualquier trabajo realizado sea manual.
Vinificación: Maceración corta (en torno a 9 días) y estática, con la mínima intervención posible. Se practica algún ligero remontado para refrescar el sombrero. Descubado manual, prensado muy ligero. Fermentación alcohólica y maloláctica en un pequeño depósito de hormigón.
Cata
Visual: Cereza picota intenso, de capa alta y muy vivaz. Sorprende por su gran intensidad, poco habitual en la variedad Garnacha, que suele presentar coloraciones más ligeras. Muestra también buen brillo en copa y lágrimas de gran densidad en copa movida.
Nariz: Es una explosión inicial de frutos rojos, que van evolucionando hacia notas más maduras de fruta negra. Destacan también tonos lácticos originados durante su fermentación maloláctica. Aparecen notas de crema, cacao y vainilla procedentes de ese roble sin tostar. Finalmente se perciben matices frescos de monte bajo y plantas aromáticas, resultado de la integración del viñedo de Lakar en su entorno. Resulta una nariz muy mineral y de extrema complejidad, capaz de reflejar multitud de matices que muestran la esencia y la diversidad de un enclave mágico.
Boca: Destaca por su carácter envolvente y su amabilidad en la entrada, atributos intrínsecos de la variedad Garnacha. Refleja una gran densidad y estructura, debido a las extremas condiciones de su cultivo y a la edad del viñedo, que inducen un vigor muy moderado en la planta. Son producciones muy pequeñas, pero de uvas que aglutinan toda la esencia de un viñedo heroico. Presenta una acidez elegante, que equilibra y acompaña la gran estructura del vino durante todo su paso por boca, reflejando fielmente ese frescor característico de la Garnacha. Es un vino con una altísima capacidad de guarda que, al igual que la viña que lo origina, transmite equilibrio y una gran complejidad.